13/4/10

Kamelot + Leaves' Eyes + Adagio (Parte I: Las horas previas)

Habíamos llegado a Madrid el día de antes del concierto, lo que nos permitió ver la gente que abarrota las calles de la capital en un sábado festivo y en plena Semana Santa: miles de turistas hablando otros idiomas y haciendo fotos a todo, y prácticamente ningún madrileño a la vista. Después de casi todo el día pateando plazas, parques y avenidas, de refugiarnos de la lluvia en los invernaderos del jardín botánico (oh, sí, un cactus-palote) y de cargar provisiones para el día siguiente, nos recomendaron la zona de Argüelles, así que hacia allí fuimos. Y después de una hora dando vueltas buscando por donde no era, y media hora más buscando por donde sí era pero sin encontrar nada...

—Hola, por favor, ¿la zona de los bajos de Argüelles?
—Sí, claro. En esta misma calle, al final. Todo recto. Cuando lleguéis lo sabréis.

Y lo mejor era que habíamos pasado por al lado dos o tres veces... Pero en fin, no estuvo mal la búsqueda. Una vez allí nos metimos en el primer local que encontramos, nos atiborramos de clásicos ochenteros y videoclips piratas, y vuelta pronto hacia el hostal, que había que madrugar... Vale, miento, no había que madrugar tanto, pero tampoco era tan mala idea invertir las horas durmiendo. Al fin y al cabo, el día siguiente prometía ser duro.

—Hay que hacer cola pronto. ¿A qué hora ponemos el despertador?... ¿A las siete?

Caras de incredulidad por aquí, de chiste malo mal contado por allá. Alguien disimula una carcajada... Hasta yo mismo me doy cuenta de lo estúpida que suena la propuesta que acabo de hacer.

. . .

Pasan un par de minutos de las nueve de la mañana. Dos de nosotrod hemos oído el despertador ya despiertos. Los otros dos quizás lo hayan oído, pero nadie lo diría a juzgar por su silencio, sus ojos cerrados, su inmovilidad, y por cómo se agarran la almohada. Pero la táctica de hablar en susurros cada vez menos susurrantes nunca falla, y al cabo de unos pocos minutos más ya estamos todos en pie, esperando turno para la ducha. Salimos a la calle a averiguar si en el precio de la habitación iba incluído el desayuno, pero un local cerrado en el sitio donde deberían darnos de desayunar confirma nuestras sospechas. Menos mal que el que es cauto llega lejos, así que volvimos al hostal a por nuestras provisiones de Chocapic y galletas. Y ahora sí, directos a la cola.

Serían sobre las diez y media, y aún teníamos alguna esperanza de ser los primeros locos frikis grupis impacientes en llegar a la puerta de la céntrica Sala Heineken. Pero no, ya había un grupo de siete u ocho personas allí. Bueno, sólo eran unos pocos, así que supongo que tampoco está tan mal. Por cierto, no me gustaría que nadie de los que nos vieron allí tirados en la acera jugando al UNO e hinchándonos de Chocapics y galletas de chocolate nos tomase por locos frikis grupis raros, así que si alguno de vosotros lee esto, por favor, comprendednos: el precio de la habitación no llevaba el desayuno incluído.

Kit de supervivencia básico para la cola del concierto.

Sí, las horas de espera en la cola se nos hicieron largas y duras, a lo Nacho Vidal, pero no tanto como pensábamos. Las interminables partidas de UNO se encargaron de matar buena parte de esas horas, y el resto se pasó entre charlas, risas, música y cambios de postura para evitar que el culo se nos quedara con la forma de las baldosas y pegado a la acera. El tema de la comida lo solucionó -como casi siempre en estos casos- el simpático payaso Ronald McDonald, después de comprobar con tristeza que en el Burger King de al lado ya no estaba la promoción del menú ahorro. Cabe destacar también el momento de la llegada de los autobuses de las bandas: los técnicos descargando trastos (los españoles con una prudente sudadera, y los nórdicos en manga corta y bermudas); los de Adagio pasando algo desapercibidos; Liv Kristine y Alexander Krull bajando del autobús con su hijo cogido de la mano... Vale, lo admitimos, al principio no nos parecieron ellos. Pero es que a Liv costaba reconocerla sin maquillaje, y Alex llevaba su metro y pico de melena recogido en una trenza, y además... y además estaba mucho algo más gordo rellenito de lo que yo recordaba.

Alex y Liv con su hijo (y su mini-guitarra :D)

En fin, que fueron muchas pero agradables horas, que además sirvieron para ver el concierto en segunda fila, y justo en el centro. Pero ahora tengo sueño, así que la crónica del concierto la dejo para próximas partes. Total, ya llevo una semana de retraso, así que no pasará nada por unos días más.

¡Buenas noches, nosóloheavymetaleros!

Todas las fotos aquí.

Parte II: Adagio
Parte III: Leaves' Eyes*
Parte IV: Kamelot*



*NOTA: Las partes 3 y 4 nunca llegaron a ser escritas por diversas circunstancias, entre ellas el abandono temporal de este blog.

3 comentarios:

inVain on 13 de abril de 2010, 9:28 dijo...

La foto esa de los chocapics no la habia visto yo xDDD Genialosa.

Has maquillado nuestra reacción al darnos cuenta de que esa era Liv... Aun así a mi el concierto de leaves eyes me molo^^

Espero pronto la segunda parte de la cronica, que tu.. sigues de vacaciones ¬¬


Dream On!

Sphynx Red on 13 de abril de 2010, 11:10 dijo...

Ay po dios, que yo nunca me entero de los conciertos!! Encima que vienes podrías haber avisado, mal hombre, que yo siembre tengo cereales crunch a mano xDDDD

Silderia on 16 de abril de 2010, 19:08 dijo...

Espero que el desayuno te sentara bien y que la comida no te saliera muy cara en ese restaurante de comida rápida, a una le gustan los conciertos, en especial si es hamlet, pero ya no ando para tantos trotes, disfruta.

PD: como siempre me estas dando envidia.

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