Yo ¡por Alá! merezco cualquier grandeza
y sigo orgulosa mi camino.
Doy gustosa mi mejilla a mi enamorado,
y doy mis besos a quien los quiera.
y sigo orgulosa mi camino.
Doy gustosa mi mejilla a mi enamorado,
y doy mis besos a quien los quiera.
. . .
Sé que hace ya más de una semana que fue el día mundial de la mujer, y que yo tenía pensado poner algo al respecto. Por desgracia entre unas cosas y otras hace mucho que no actualizo, muy a pesar mío. Pero bueno, es lo que hay. Perdonadme.
Mucho se está hablando en los últimos años de la igualdad entre sexos; de machismo y feminismo, siempre mal entendidos; de miembros y miembras, y de Ministerios y Ministerias de Igualdad. Mucho se ha dicho, pero muy poco con sentido. Pero bueno, no quiero irme del tema.
Yo de lo que quería hablaros era de las mujeres que de verdad se toman esto en serio. Mejor dicho, de una mujer en concreto. Y no creo que la conozcáis, al menos en persona. La causa de que la mujer haya sido considerada inferior durante mucho tiempo no es un sistema injusto, no. Ni siquiera es culpa del sexo masculino, que cree que algo que sale de una costilla merece menos; nada más lejos de la realidad. Se podría decir que no hay ningún culpable concreto; la culpa es de las costumbres, de la tradición, de la Historia.
La mujer que os quiero presentar no fue ningún icono de la lucha por la igualdad, no fue ningún estandarte del feminismo. Pero puso su granito de arena, que discretamente pasó a la historia. Luchó por ella misma, por sus ideales, e involucró en su lucha a algunas mujeres de las que se rodeó. Pero el "qué hizo" no es lo más curioso, ya que es, de hecho, algo habitual en nuestros días. Lo interesante del asunto fue el "cómo lo hizo" y, sobre todo, el "cuándo lo hizo". Porque, hoy en día, estamos demasiado acostumbrados a todo tipo de manifestaciones del feminismo, casi siempre usado como arma política; pero ella vivió hace diez siglos, y tuvo su poesía como estandarte.
Sin más dilación, os presento a Wallada bint al-Mustakfi (994-1091 d.C.), más conocida como Wallada la Omeya.
Wallada fue hija de Abderramán Obaidallah al-Mustafki, conocido también como Muhammad III, décimo primer califa del Califato de Córdoba. En otras palabras: Wallada fue princesa de un reino árabe.
Su infancia y adolescencia transcurrieron en una época bastante revuelta, que coincidió con el reinado y la muerte de Almanzor y con una de las etapas más oscuras del Califato. El padre de Wallada fue califa tras asesinar al que ostentaba ese puesto, y poco después él también fue asesinado, quedando así el poder en manos de Wallada durante un tiempo.
Cierto es que, en aquella época, las mujeres ricas o solteras, así como las prostitutas, disfrutaban un poco más de la libertad de lo que nos tienen acostumbrados a creer los libros de texto. El grado de libertad, en definitiva, dependía de si se tenía marido o no. Cosas de la tradición. Y es por esto que ya en el siglo VIII, pero sobre todo a partir del XI, aparecieron grandes escritoras y poetisas andalusíes, de entre las cuales la mas reconocida es, sin duda, Wallada la Omeya.
Cuando su padre fue asesinado, ella heredó tierras y fortuna, y abrió un salón literario donde instruía a jóvenes hijas de familias ricas, así como a esclavas, en la poesía y en el canto. Wallada siempre destacó en Córdoba: rica, poderosa, culta y de una belleza atípica. Su melena rubia rojiza, sus ojos azules y su bella figura causaban estragos entre los hombres, y solía ser el centro de atención también por sus costumbres: pasaeba por la calle sin velo o con túnicas que transparentaban, y se hacía bordar sus propios versos en las ropas. Los versos al principio de este post son un ejemplo de ello.
No tenía ni 20 años cuando su padre murió, y no tardó mucho en encontrar al amor que marcaría su vida. Se trataba de Ibn Zaydun, un rico, poderoso y atractivo intelectual de la época, descendiente de una familia enemiga, y enamorado también de la poesía; fue una relación secreta y peligrosa, que por desgracia no duró mucho. Y digo por desgracia porque fue este romance la causa de parte de la poesía de Wallada que ha llegado a nuestros días.
Wallada, como se ha dicho, compró algunas esclavas para instruirlas. Una de ellas fue Munya, una joven negra cuya belleza fascinó a Wallada, que la compró, la convirtió en una poetisa desvergonzada y descarada, maestra de la sátira al igual que ella, y finalmente la abandonó. Aunque no se sabe con certeza, parece ser que Ibn Zaydun engañó a Wallada con Munya, cosa que Wallada nunca perdonó. De esta traición surgieron los poemas más duros de la princesa, dirigidos a Ibn Zaydun, entre los que, quizás, destaque este:
Si hubieses sido justo en el amor que hay entre nosotros,
no amarías, ni hubieses preferido, a una esclava mía.
Has dejado la rama que fructifica en belleza
y has escogido rama que no da frutos.
Sabes que soy la luna de los cielos,
pero has elegido, para mi desgracia, sombrío planeta.
El caso es que Ibn Zaydun se arrepintió, pero Wallada no lo aceptó. Se enamoró de un visir enemigo de Zaydun, que metió al traidor en la cárcel. Allí, recluso, Ibn Zaydun escribió sus poemas más famosos, suplicando a Wallada el perdón, y siguió haciéndolo una vez salió de la cárcel. Pero Wallada nunca le perdonó, y es en parte por esto por lo que pasó a la historia.no amarías, ni hubieses preferido, a una esclava mía.
Has dejado la rama que fructifica en belleza
y has escogido rama que no da frutos.
Sabes que soy la luna de los cielos,
pero has elegido, para mi desgracia, sombrío planeta.
Años más tarde, sus caminos seguían separados. Ibn Zaydun volvió a la política y vivió muchos años más, rodeado de riquezas. Wallada, con su herencia casi agotada, recorrió España mostrando su talento y vivió en el palacio del visir hasta su muerte, con más de 90 años, pero todavía fuerte y, sobre todo, hermosa.
*Información extraída de:
-Wikipedia
-Segunda República
-Vivir-Poesía
-Vivir-Poesía (Poemas de Wallada)
-la canción "Wallada la Omeya", del grupo gaditano Saurom, de su último CD "Once Romances desde Al-Andalus"
-Videoclip de la canción anterior
. . .
Vale, ya os hablé un poco de Wallada en el post anterior. Yo conocí la historia de Wallada tras escuchar la canción sobre ella en el disco de Saurom y ver el videoclip, y la verdad es que no me arrepiento. En fin, si os interesa podeis ver el videoclip (enlace un poco más arriba), y os invito también a que busquéis por ahí la letra de la canción, que relata bastante fielmente la historia.Estos días que mi ciudad está en plenas fiestas de Fallas, mi familia ha decidido que nos larguemos, así que me voy mañana (cerca de Córdoba, la tierra de Wallada, por cierto) y no vuelvo hasta el domingo.
Un saludo a todos los que, pese a mis altibajos bloggeros y mis posts interminables, me siguen leyendo. Felices Fallas.