Y luego decimos que los ingleses se comen letras al hablar...
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Por fin. La Navidad está a la vuelta de la esquina. La época de los reencuentros, el cava, el turrón y las comilonas en familia. Época de felicidad, luces navideñas, ambiente festivo y abetos adornados por doquier. Época de regalos para muchísimos niños en el mundo, aunque por desgracia no para todos. Época de buzones repletos de catalogos de juguetes, y época de comer, de comer mucho, pavo relleno y turrón o polvorones los más tradicionales y roast beef y plum cake los mas anglosajonizados. Época de amor, amistad, felicidad, ilusión y alegría. Época de celebrar el bimilésimo octavo cumpleaños de Jesucristo, nada más ni nada menos.
Y la época del Corte Inglés.
Sí, amigo mío. Como bien dice el título de este post (ese que no sabías si era en español, inglés, ruso o, quién sabe, en klingon), ya es Navidad en el Corte Inglés. Y en muchos otros establecimientos del estilo, tiendas de ropa, joyas y regalos, y grandes cadenas y empresas en general. Nuestros humildes buzones se colapsan de folletos repletos de ofertas, la televisión por la mañana se hace insufrible para los que ya no juegan con muñecas o coches teledirigidos, y por las tardes y noches más de lo mismo con innumerables películas malas sobre papás noeles y otras americanadas varias.
Pero, sobre todos, destaca el Corte Inglés.
Allí van cuando quieren comprar más de una cosa que no vendan en la misma tienda, y las paradas del metro cercanas a él son las más concurridas en muchas ciudades. Allí van, dispuestos a cambiar los billetes y monedas que tanto cuestan de conseguir por esta pulsera o aquel abrigo, estas zapatillas o aquella videoconsola; a fundir sus tarjetas de crédito que, tras la jornada, echan humo procedente de la incineración que están padeciendo sus cuentas corrientes.
Y, para ser los primeros, allí están, el primer día de rebajas, amontonados en la puerta, haciendo cola desde horas antes, para comprar lo primero que encuentren muy bien de precio, con un gran descuento, aunque no se lo vayan a poner en la vida, o aunque la suegra o marido de turno no vaya a poner buena cara tras el regalo. A lo Pretty Woman. Al menos, ha salido barato. Y, al menos, esa gran oferta no se la ha llevado el que venía detrás.
Dicen las encuestas y las estadísticas (algo fundamental en la sociedad de hoy en día) que estas navidades cada español se gastará bastantes cientos de euros en caprichos, viajes, comidas (sean de empresa o familiares) y, sobre todo, en regalos. Compraremos un coche nuevo, o renovaremos el móvil o el ordenador, o nos iremos un par de veces a esquiar o, quien sabe, a Brasil, que ahora allí es ya verano. Y compraremos muchos regalos, para los padres, los hermanos, los primos, los amigos más íntimos y, sobre todo, para los niños. Menos mal que existe la paga extra navideña.
Y, por todo esto y más, los empleados del Corte Inglés, así como los de los ya mencionados establecimientos similares, tendrán que trabajar mucho y duro. Porque allí hay de todo. El Corte Inglés, y con él todas las tiendas de joyería y ropa de marca que suelen rodearle, venderán muchísimos productos que otras tiendas de otros puntos de la ciudad no venderán, aunque sea más barato. Las auténticas librerías, donde busques lo que busques el librero te indicará el estante o te encargará el libro si no queda, se quedarán vacías, porque en el Corte Inglés hay de todo, o al menos de todo lo que la gente compra por inercia, porque sale en la tele o porque ha vendido millones de ejemplares, aunque no valga nada; y todo está al alcance de la mano o, como mucho, de una señorita que no tiene ni idea del libro del que le estás hablando, pero que amablemente te lo buscará en la base de datos del ordenador. Y lo mismo con las tiendas de música, que quedarán también desiertas mientras ven como el Corte Inglés, que vende los discos a un precio mucho mayor, agota sus stocks de los grandes hits de turno. Y ni qué decir tiene que peor lo pasarán otros establecimiento como tiendas especializadas en articulos de pintura, o pequeñas jugueterías de esas que ya casi ni se ven, porque están desapareciendo.
Por supuesto, no sólo nos dejaremos el dinero en el Corte Inglés. Como ya he dicho, iremos a varias comidas y cenas familiares y de empresa, nos daremos algunos caprichos (recordad que los Ferrero Rocher sólo se venden en invierno), haremos alguna escapada y, por encima de todo, compraremos lotería. Algunos, mucha lotería.
"Este año, toca", dicen casi todos. Y tú qué sabes. Eso no lo decides tú, sino unos bombos llenos de bolitas numeradas. Precisamente por eso es lo que es, una lotería. No te ha tocado en cincuenta años que llevas comprando cantidades ingentes de lotería; no por eso te va a tocar ahora. Te tocó un buen pellizco el año pasado, así que ahora no compras. Tú verás, igual has desperdiciado una buena racha de suerte. He leído que los españoles solemos decantarnos por unas cuantas terminaciones que, curiosamente, son históricamente las menos premiadas. Al fin y al cabo, los sorteos no tienen memoria. Todos los años hay exactamente las mismas posibilidades de que salga este numero o no salga aquel otro, más en concreto una entre los 85.000 números que se juegan. Esto es algo que todo el mundo sabe, pero que muchos no quieren admitir. Si has tirado una moneda veinte veces al aire y las veinte ha salido cara, no hay motivo alguno para suponer que la siguiente ha de ser cruz por fuerza. La moneda no tiene memoria. Sigue habiendo las mismas posibilidades de cara que de cruz. Pero esto es un tema distinto, muy distinto del que nos ocupa.
Iba diciendo que compraremos (hablando siempre en general) mucha lotería. Del colegio de los hijos, de la frutería de la esquina, del sorteo benéfico del convento de al lado. De la empresa, del club de tenis, o del taller del coche. Y, por supuesto, de nuestro número favorito. Decenas, y muchas veces cientos de euros, invertidos con la esperanza de que toque algún premio decente con el que contrarrestar los gastos navideños, darse algún otro capricho (¡qué caprichosos somos!) o "tapar agujeros" en casa. Por si toca. Antes de que lo pienses, acerca de eso de "pero al final siempre toca", sólo haré referencia al ejemplo de la moneda de antes.
No os voy a entretener más, si es que habéis aguantando leyendo hasta aquí. No me esperéis en el Corte Inglés, porque sólo me pasaré por allí si es absolutamente necesario, y procuraré que sea a horas de baja afluencia.
Un saludo. Os dejo una foto de gente haciendo cola en la entrada del Corte Inglés, un día de rebajas. Nos os preocupéis por esos que hay a los lados, deben de ser unos cuantos raros buscando una librería o una zapatería, o simplemente japoneses haciendo fotos. Ah, por cierto, ¿alguien quiere un décimo de lotería?
5 comentarios:
No esetá mal, nada mal... Te curras los pensamientos, macho, pero es un tema muy trillado. Coincido, eso sí, con que como borregos vamos a las compras. Yo mismo estoy en afán consumista, buscándome un móvil nuevo a pesar de que el mío funciona Perfectamente, con mayúsculas, pero es el ansia de comprar xD
El consimismo está implantado en la sociedad desde hace eones de tiempo, es una gra bola de nieve que ya no podemos parar. Con crisis sin crisis, da lo mismo, y ahora llega la peor época. Siempre hay dinero para este tipo de gastos, y si no no lo hay lo sacamos de debajo de las piedras... y si no al tiempo...
Saludos eclípticos!
Y gastar y gastar y gastar.. como nuestra querida y siempre adorada sociedad...^^
Menos mal que en mi querido pueblecito de las montañas no hay cortein-gles ni nada que se le parezca...
además en mi familia no solemos celebrar la navidad más que nochevieja con la abuela paterna, despues a casa. Y eso de escuchar las campanadas en el coche (con mi padre de mala ostia porque son las 12 y no esta en la cama)le quitó todo el encanto que podria tener cualquier navidad para mi..
supongo que este año saldré, solo con la escusa de que es año nuevo a tirarme toda la noche aciendo las mismas cosas que suelo hacer las laargas noches de sábado veraniegos, solo que helandome de frio.. lo cual sigue sin darle ningún encanto..xD
Enfín supongo que las navidades son para la infancia^^
Acabo de recordar que a mi casa tampoco llegan los catalogos apestosos de jugetes.. lo que si que llega son las cartas de las ONGs, apelando al espiritu navideño.. una vez oi decir a una pija que no había derecho que llegasen en esa época las cartas "de los niños muertos de hambre" que ya hacían suficiente gasto con lo suyo como para colaborar... solo la mate verbalmente.. T___T
Y cambiando de tema,
Hace poco me comentó un amigo que venian kamelot, pero solo a Madrid Barcelona y alicante (si, no me preguntes que coño se les ha perdido en Alicante que yo tampoco lo sé)encima devemos ser afortunados porque en el último tour lo mas cerca que pasaron fue por gabacholandia... vienen el mismo finde que AC/DC.. abrá que ir...:)
Bueno, hasta pronto!
Howl with me =)
Está claro, hoy en dia para los niños la navidad significa recibir regalos, para los adultos comprar regalos, y para los jovenes pasar de los regalos, pillar las estrenas y salir corriendo a gastarselo en bebida, sobre todo vodka irlandes xDD
pobrecita, dame tu direccion y te mando algun catalogo del toys'r'us o el carrefour xDDD
y lo de kamelot... van a alicante porque el verano pasado el bateria se dejo un bote de espuma de afeitar en un hotel de esos de 300 pisos de benidorm, y como era un regalo de su madre pues quiere recuperarlo. asi que no les eches a ellos la culpa de que no pasen por bilbao. de todas maneras el de alicante es domingo, asi que tampoco podría ir. y paso de ir otra vez a madrid que me pierdo por la calle como la ultima vez xD. Asi que a ver si vamos a barcelona. Tacha de tu agenda lo que sea que tengas esos días que con aguantarme a mi ya tienes bastante (oye, luis y yo te hemos contado alguna vez lo del macdonalds?)
Nos vemos!
Mario, al leer esto me doy cuenta de que eres la reencarnación de Pérez Reverte... Tan acertadísimo, tan cáustico, tan... tan hijo de puta (perdón; he dicho "hijo")
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