Fuisteis mis amigos, y algunos lo seguiréis siendo.
Buenos amigos, que me acompañasteis durante muchos años. Con vosotros compartí muchos fragmentos de mi vida. Muchas experiencias. Unas buenas, y otras no tanto; pero experiencias, al fin y al cabo.
Algunos separasteis vuestro camino del mío; otros, al contrario, os habéis incorporado; y muchos son los que quedan por llegar. A los primeros, que sepáis que todo acabó cuando me di cuenta de lo que realmente erais. A los demás, espero quedar satisfecho cuando me dé cuenta de lo que realmente sois, de todo lo bueno que hay en vosotros.
Un negro nubarrón se cierne sobre todos vosotros, amigos míos. Es la tormenta de la superficialidad y la falta de sentido de existencia y razón de vida que padece la inmensa mayoría en esta nueva sociedad. Una sociedad consumista, carente de todo interés por lo interior de cosas y personas, llena de individuos que morderían una planta venenosa sólo por la belleza de su forma y sus atractivos colores, que verían una buena película una y mil veces sin siquiera intentar desentrañar el verdadero mensaje que se transmite al leer entre líneas.
Individuos cuyos hijos, a causa de los valores que les ha sido inculcados y la forma en que se les ha enseñado, llenarán los pasillos de tiendas y centros comerciales, distintos por fuera pero iguales por dentro, obligando a quienes no son como los demás a no poder salir de casa, relegando al anonimato a aquellos que aún tenían algo dentro, que podrían haber aportado algo nuevo.
Protegeos de la tormenta, amigos míos. Guardad con recelo todo lo que llevéis dentro, e id compartiéndolo con quienes creáis que lo merezcan, con aquellos que, como vosotros, aún tienen algo que ofrecer al mundo porque aún no han caído en las redes de lo banal y lo superficial, de lo meramente trivial. Confiad en las apariencias, pero confiad aún más en la realidad. Sólo así la tormenta no os alcanzará y estaréis a salvo de las gotas de ignorancia y conformidad que os rodean.
Escribid, componed, cread, amigos míos. Escribid, componed y cread, desde dentro y hacia dentro, dando a quien lo quiera todo lo bueno y aprovechable que lleváis dentro. Escribid, componed y cread, que yo, y muchos como yo, leeré vuestros libros, escucharé vuestra música, admiraré vuestro cine, y disfrutaré con vuestro arte y vuestras creaciones, en esas pequeñas muestras de imaginación y sabiduría que son vuestros libros, canciones, películas y obras de cualquier arte. Sabremos apreciar, en fin, a vuestros hijos.
Sois vosotros la única esperanza que tiene este mundo de seguir albergando no sólo a hombres sino a personas y, paradójica y tristemente, cada vez son menos los que os apoyan. Pero todavía quedamos algunos.
A vosotros, amigos míos. Escribid, componed y cread. Buenos escritores, músicos, cineastas, artistas que no os rendís, que constantemente huis de la tormenta. A vosotros: ánimo, amigos míos.
Y a vosotros, mis otros amigos, los de carne y hueso. Disfrutad de cada página, de cada película, de cada canción. Analizadlas cuidadosamente y sacadles todo lo provechoso que contienen, todo lo que os pueda ayudar a ser un poco más personas. Y rechazad cuanto antes las que no contengan nada, pues de nada os servirán.
Me despido. Me apetecía escribir un texto de los que tienen un significado diferente al conocer el final y leerlo por segunda vez. Espero que os haya gustado el símil.
Un saludo. Y ánimo, amigos míos. ^^
Buenos amigos, que me acompañasteis durante muchos años. Con vosotros compartí muchos fragmentos de mi vida. Muchas experiencias. Unas buenas, y otras no tanto; pero experiencias, al fin y al cabo.
Algunos separasteis vuestro camino del mío; otros, al contrario, os habéis incorporado; y muchos son los que quedan por llegar. A los primeros, que sepáis que todo acabó cuando me di cuenta de lo que realmente erais. A los demás, espero quedar satisfecho cuando me dé cuenta de lo que realmente sois, de todo lo bueno que hay en vosotros.
Un negro nubarrón se cierne sobre todos vosotros, amigos míos. Es la tormenta de la superficialidad y la falta de sentido de existencia y razón de vida que padece la inmensa mayoría en esta nueva sociedad. Una sociedad consumista, carente de todo interés por lo interior de cosas y personas, llena de individuos que morderían una planta venenosa sólo por la belleza de su forma y sus atractivos colores, que verían una buena película una y mil veces sin siquiera intentar desentrañar el verdadero mensaje que se transmite al leer entre líneas.
Individuos cuyos hijos, a causa de los valores que les ha sido inculcados y la forma en que se les ha enseñado, llenarán los pasillos de tiendas y centros comerciales, distintos por fuera pero iguales por dentro, obligando a quienes no son como los demás a no poder salir de casa, relegando al anonimato a aquellos que aún tenían algo dentro, que podrían haber aportado algo nuevo.
Protegeos de la tormenta, amigos míos. Guardad con recelo todo lo que llevéis dentro, e id compartiéndolo con quienes creáis que lo merezcan, con aquellos que, como vosotros, aún tienen algo que ofrecer al mundo porque aún no han caído en las redes de lo banal y lo superficial, de lo meramente trivial. Confiad en las apariencias, pero confiad aún más en la realidad. Sólo así la tormenta no os alcanzará y estaréis a salvo de las gotas de ignorancia y conformidad que os rodean.
Escribid, componed, cread, amigos míos. Escribid, componed y cread, desde dentro y hacia dentro, dando a quien lo quiera todo lo bueno y aprovechable que lleváis dentro. Escribid, componed y cread, que yo, y muchos como yo, leeré vuestros libros, escucharé vuestra música, admiraré vuestro cine, y disfrutaré con vuestro arte y vuestras creaciones, en esas pequeñas muestras de imaginación y sabiduría que son vuestros libros, canciones, películas y obras de cualquier arte. Sabremos apreciar, en fin, a vuestros hijos.
Sois vosotros la única esperanza que tiene este mundo de seguir albergando no sólo a hombres sino a personas y, paradójica y tristemente, cada vez son menos los que os apoyan. Pero todavía quedamos algunos.
A vosotros, amigos míos. Escribid, componed y cread. Buenos escritores, músicos, cineastas, artistas que no os rendís, que constantemente huis de la tormenta. A vosotros: ánimo, amigos míos.
Y a vosotros, mis otros amigos, los de carne y hueso. Disfrutad de cada página, de cada película, de cada canción. Analizadlas cuidadosamente y sacadles todo lo provechoso que contienen, todo lo que os pueda ayudar a ser un poco más personas. Y rechazad cuanto antes las que no contengan nada, pues de nada os servirán.
Me despido. Me apetecía escribir un texto de los que tienen un significado diferente al conocer el final y leerlo por segunda vez. Espero que os haya gustado el símil.
Un saludo. Y ánimo, amigos míos. ^^